Partia: el más capaz de los competidores de Roma

Artículo

Patrick Scott Smith, M. A.
por , traducido por Waldo Reboredo Arroyo
Publicado el 30 septiembre 2019
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés

El Imperio parto, por derecho propio una superpotencia en competencia con Roma, ejerció dominio desde el 247 a.C. hasta el 224 d.C. y llegó a extenderse desde el mar Mediterráneo, en su extremo occidental, hasta la India, en el límite oriental. Los partos no solo ganaban batallas contra los romanos, sino que además constituyeron exitosos competidores comerciales. En el aspecto militar de su expansión inicial, las victorias de Partia contra el Imperio seléucida incluyen la derrota que Fraates II impartió a Antíoco VII en la batalla de Ecbatana en el año 129 a. C., así como la expansión y consolidación de su imperio por medio de las campañas militares de Mitrídates I, (r. 171-132 a.C.) y Mitrídates II (r. 124-88 a.C.); pero quizá sus mayores victorias se lograron frente a Roma.

Silver Coin of a Parthian King
Moneda de plata de un rey parto
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

Una vez logrado el control de las rutas comerciales que comunicaban con Oriente por vía del mar Rojo, y de los itinerarios terrestres a través de Arabia, Roma se planteó expandir sus fuentes de poder con la inclusión de la lucrativa Ruta de la Seda que atravesaba Mesopotamia. Confrontaba un solo problema: Partia se atravesaba en el camino. Mesopotamia pertenecía a Partia, que probaría ser capaz de defender sus intereses. Tras la derrota de Craso en la batalla de Carras en el 53 a.C., y la retirada de Marco Antonio de Media en el 36 a.C., se alcanzó un acuerdo de paz con Roma en el 20 a.C. Obtenida la paz y protegidas sus rutas de la seda, Partia podía dedicarse a competir con Roma en el terreno comercial y salir airosa.

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El surgimiento de Partia

La historia de Partia comienza con Alejandro Magno, hijo de Felipe II de Macedonia. Padre e hijo adoptaron las mejores técnicas militares y armamentos de la época. Con un deseo de conquista imposible de detener, Alejandro concentró sus recursos y condujo a sus soldados en la realización de notables incursiones en otras tierras. Después de conquistar Egipto, Persia, Siria y Mesopotamia, llegó incluso a establecer posiciones en la India. Tras su prematura muerte a la edad de 32 años, sus generales se dividieron los territorios que habían conquistado. Ptolomeo I tomó posesión de Egipto y estableció la dinastía ptolemaica. Seleuco I Nicator mantuvo la región de Mesopotamia y otros distritos relevantes de Persia para fundar el Imperio seléucida. Seleuco adoptó el estilo persa de gobierno, al que incorporó infraestructura y administradores griegos. Los distritos o satrapías estaban encabezados por sátrapas o gobernadores subordinados al gobierno central y en último término, al rey; así, Partia pasó a ser una satrapía.

Parthian Archer
Arquero parto
The British Museum (Copyright)

La satrapía parta se encontraba ubicada al este del mar Caspio. La tribu nómada de los parnos, que se piensa estaba relacionada con los escitas del Asia Central, llegó con el tiempo a controlar Partia. Impulsados por la manifiesta debilidad de los seléucidas resultante de sus guerras intestinas y confrontaciones con los Ptolomeos en las fronteras occidentales, los parnos comenzaron a maniobrar desde sus tierras del este. A partir de las conquistas de Mitrídates I y de las expansiones y consolidaciones llevadas a cabo por Mitrídates II, los parnos, ahora denominados partos, conquistaron la mayor parte de las áreas que antes se encontraban bajo el dominio de los griegos seléucidas. De mayor relevancia aún, los partos conquistaron el territorio del Creciente Fértil ubicado entre los ríos Tigris y Éufrates conocido como Mesopotamia, zona que con anterioridad había tenido una importancia medular para los intereses babilonios, persas y seléucidas. Además, por su frontera occidental ampliaron su esfera de influencia al desmembrar Armenia de los romanos. Por el este se adjudicaron al reino vasallo de Caracene, y hacia el sur, como parte de sus propósitos generales de expansión, controlaron Elimaida y la importante ciudad de Susa.

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El conflicto de Partia con Roma: una guerra estancada

Empujada por el indomable deseo de ampliar cada vez más su radio de acción, Roma se topó con Partia en el camino que la expandía hacia Oriente. Sin embargo, Partia no se limitó a plantar resistencia. Con un singular estilo de lucha que consistía en golpear al paso, las campañas militares partas y su forma de guerrear con repliegues ficticios resultaban muy apropiadas para enfrentar los concentrados movimientos de tropas que el ejército romano acostumbraba realizar. Contaban con arqueros que montaban veloces caballos y jinetes de camellos capaces de proveer un constante suministro de flechas que convertían en blanco fácil a una infantería incapaz de combatir de otra manera que no fuera a corta distancia. Los partos también sabían cómo responder a las persecuciones de la caballería romana. Una característica del letal arte que dominaban fue el desarrollo del «tiro parto», que consistía en disparar hacia atrás a todo galope para asestar mortales tiros a la caballería que los perseguía. De esta forma los jinetes partos podían atacar a las tropas enemigas desde cualquier dirección, con lo que generaban confusión e infligían estragos. Por último, los catafractos, la caballería equipada con pesadas armaduras, proporcionaba apoyo ofensivo y asistía con sus largas lanzas y espadas a reducir los focos de resistencia que permanecieran en la lucha.

en el 20 A.c. se logró un tratado que le permitía a partia realizar nuevas conquistas en el este y a roma incrementar y consolidar las que había obtenido en occidente.

Desde el punto de vista estratégico, Partia también fue capaz de extenderse y sacar provecho de otros conflictos de la república romana. El ascenso de Partia comenzó en el 247 a.C. en los tiempos de las guerras púnicas, el costoso enfrentamiento bélico entre Roma y Cartago que tuvo lugar entre el 264 y el 146 a.C. durante el cual Aníbal causó grandes daños en la tierra romana. Entre el 58 y el 51 a.C, mientras se desarrollaban las guerras galas, Craso invadió a Partia, y en el 53 a.C. sufrió una derrota terminante en la batalla de Carras, donde Roma sufrió el enorme golpe sicológico de que tomaran sus enseñas. Con el objetivo final de conquistar Ecbatana, la capital de Partia, Marco Antonio ocupó Armenia, desde donde invadió Media. El ataque de Antonio a Partia terminó en un desastroso repliegue de Media en el 36 a.C. que condujo a los romanos a una retirada total de Armenia en el 32 a.C. En consecuencia Armenia, un importante país que actuaba como zona de contención, pasó al dominio de los partos. Así, aunque fracasó en algunas notables contiendas contra el comandante romano Ventidius en los años 39 y 38 a.C., y a pesar de la posterior invasión de Trajano en el 115 d.C., Partia demostró que no solo podía ganar batallas contra Roma, sino que además era capaz de expandir su territorio.

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Map of Armenia, 50 CE
Mapa de Armenia, 50 d.C.
Cplakidas (CC BY-SA)

Al término de una costosa guerra civil, después de la derrota que Augusto (r. 27 a.C.-14 d.C.) le infligió a Marco Antonio en la batalla de Accio en el 31 a.C., Roma se encontraba lista para solicitar la paz, pero aún así no acudió a la mesa de negociaciones amarrada de manos. A causa de la considerable presencia geográfica de Roma y su reputación de que puede que perdiera batallas pero ganaba guerras, romanos y partos parecen haber entendido cuán exiguo era el progreso que podían realizar contra la esfera de influencia de su contrincante. Por lo tanto, para evitar la continuación de un conflicto que habría debilitado de forma significativa las posiciones que cada uno había logrado, se estableció un tratado que permitía a Partia enfocarse en nuevas conquistas en el este y a Roma incrementar y consolidar las adquisiciones que se había agenciado en el oeste. Raoul McLaughlin lo explica de forma acertada:

En el 20 a.C. Augusto firmó un acuerdo de paz a largo plazo con el rey de Partia, Fraates I. El arreglo permitía a ambos monarcas concentrar sus actividades militares en otras fronteras, y en consecuencia expandir sus respectivos imperios. (181)

Competencia comercial

Si se toma en consideración la presencia geográfica de Partia y que por capacidad propia se mantendría largo tiempo como competidor de Roma, cualquier estudio sobre la economía mesooriental de la época romana tendría que tomar en cuenta la posibilidad de que la expansión comercial de Roma en el área pudo haber estado dirigida a contrarrestar la influencia parta. Partia, en efecto, controlaba las rutas terrestres de la seda que atravesaban Mesopotamia. Richard Frye menciona que:

Los pequeños estados del Creciente Fértil que favorecían la forma de gobierno «feudal» descentralizado de Partia, experimentaron un gran desarrollo como centros mercantiles del comercio internacional. Los dos primeros siglos de nuestra era fueron una época de comercio y los estados-oasis del Creciente Fértil prosperaron como nunca antes. (Curtis, 18)

La réplica de Roma a la presencia y jurisdicción de Partia sobre las rutas de la seda que atravesaban Mesopotamia consistió en controlar las vías meridionales terrestres que corrían de este a oeste a través de Arabia y las rutas marítimas que empleaban el mar Rojo. Desde el punto de vista imperial, la reciente conquista de Egipto en el 30 a.C., más el control casi completo de Anatolia logrado en el 25 a.C., y la paz del 20 a.C., lo colocaban en posición de expandir sus intereses, en esta ocasión a través del comercio.

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Roma buscaba dominar la región del Mediterráneo oriental mediante el apoyo de reyes coligados. Con el ojo puesto en los mercados egipcio y africano y en las cruciales rutas comerciales que enlazaban con Oriente a través de Arabia y el mar Rojo, Roma hizo que Herodes el Grande construyera entre los años 20 y 10 a.C. la ciudad de Cesarea, en la costa sureste del Mediterráneo. A continuación Augusto le concedió a Herodes la vital ciudad de Gaza, justo al sur de Cesarea. Los productos del sur de Arabia viajaban a lomo de camello hasta Gaza y desde allí continuaban su travesía hacia los puertos de Fenicia. Uno de estos puertos, el de Cesarea, estaba bien ubicado para recibir dichas mercancías, así como las que ascendían por el mar Rojo. Desde Etiopía y Somalia, en África, y desde Yemen y el Hadramaut, en el sur de Arabia, arribaban el incienso y la mirra. De la costa noreste de África, y de puntos tan meridionales como el Cabo Guardafui, llegaban marfil y caparazones de tortuga. Textiles como sedas y algodón estampado, especias como pimienta, canela y casia, provenientes de la India, Indonesia y el sur de China afluían por la ruta del mar Rojo. Según menciona Robert Tomber, «En la compleja red de regiones es el mar Rojo el que servía para canalizar las mercancías de Oriente hacia el Imperio romano». (57)

The Silk Road
La Ruta de la Seda
Shizhao (GNU FDL)

Además, cuando en el 106 a.C. Trajano se apoderó de Petra, ciudad del interior localizada al este de Gaza y Cesarea, Roma no solo controló los mercados de Gaza sino que interceptaba en Petra todos los flujos de artículos de procedencia oriental debido a su emplazamiento en el camino hacia Gaza. Según destaca Gary Young, el incienso se transportaba por tierra desde Petra hasta Gaza (97). Al fundar Cesarea y adueñarse de Petra y de Gaza con sus diversos mercados, Roma no solo se encontraba emplazada para dominar el comercio del Mediterráneo y los flujos de mercancías provenientes del este, sino también el comercio terrestre dirigido a ciudades consumidoras como Bosra, Samaria y Jerusalén, ubicadas en la región sureste del Mediterráneo.

Las Rutas de la Seda dominadas por Partia

Partia preservó con sabiduría la infraestructura de ciudades, tierras y caminos heredada de los seléucidas, la cual contribuyó a iniciar el desarrollo del comercio con Oriente. El dominio de Armenia y la posibilidad de salida al mar Negro, más el control de Hircania y el mar Caspio proporcionó el acceso a los mercados de Asia central. El hecho de haberse apoderado de Persis y de ciudades como Antioquía del Persis en el Golfo Pérsico le abrió una ruta marítima hacia los mercados de la India. El control de Elimaida y de la ciudad de Susa con su importancia política, así como de la fértil región de Media y la opulenta capital de Ecbatana, enriquecerían a Partia tanto en el plano cultural como en el material. No obstante, una de sus posesiones más preciadas habría sido el Camino Real.

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El camino real que corría de oriente a occidente a través de mesopotamia consolidó la posición de partia como comerciante internacional

El Camino Real que corría de oriente a occidente a través de Mesopotamia consolidó la posición de Partia como comerciante internacional. Aportó a Bagdad y a Seleucia como puertas de acceso a occidente; además, en su extensión hacia el este incluía a Bactriana, vecina de la India, que le proporcionaba una entrada directa y lucrativa a los mercados orientales. Productos como el nardo, el costo, la canela, el jengibre, y la pimienta llegaban al Mediterráneo por las rutas terrestres de caravanas que atravesaban el noroeste de la India, Afganistán e Irán hasta Seleucia, cerca del actual Bagdad, desde donde continuaban por los caminos que bordeaban el Tigris y el Éufrates hasta arribar en el norte de Mesopotamia. A partir de ahí la senda se bifurcaba y por una rama se dirigía hacia el oeste rumbo a Antioquía, mientras por la otra continuaba hacia Asia Menor hasta alcanzar el mar, en Éfeso. Otra ruta independiente comenzaba con la carga de los buques en los puertos noroccidentales de la India, que al zarpar navegaban hacia el oeste por el borde de la costa, cambiaban de rumbo para entrar al Golfo Pérsico, y lo surcaban hasta su cabecera. Allí trasbordaban su mercancía a los camellos, que la transportaban hasta Seleucia. En la época de su máximo apogeo Partia controlaba todas estas vías de comercio y mantenía el intercambio con este gran cúmulo de países, ciudades, y distritos.

Parthian Coffin Fragment
Fragmento de un ataúd parto
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

A lo anterior se adiciona que el intercambio con China constituía una posibilidad real. Según Wang Tao, «Hoy se conoce que en fechas tan tempranas como el III milenio a.C. ya existía una red [de caminos] en las tierras esteparias de Eurasia, que se extendía desde el mar Caspio, en el oeste, hasta la Cuenca de Tarim, en el este» (87). La política expansionista de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) incluyó el establecimiento de contactos con Occidente, que según los cronistas chinos, se concretó mediante el envío de embajadores a Partia en el 115 a. C. El intercambio simbólico de artículos comerciales entre el rey parto y los representantes chinos pudo haber estado dirigido a sentar las bases de una futura concertación de amplios acuerdos comerciales. Los hallazgos encontrados en una tumba parta ubicada en Palmira, erigida en el intervalo de los primeros tres siglos de la era cristiana, mostraron restos cubiertos con costosos atavíos de procedencia China e India.

Conclusión

En su carácter de competidor de Roma, el poder militar de Partia dimanaba de adherirse a la estrategia de escoger sus combates con extremo cuidado: en terreno abierto, de modo que favoreciera a su caballería pesada y a los arqueros de a caballo. El empleo de la emboscada también le era útil, pero el uso que los romanos hacían de escudos y espadas en formaciones cerradas que actuaban de manera coordinada convertía a su ejército en una fuerza inamovible, difícil de enfrentar. Aquel de los dos bandos que se ciñera a su táctica solía alcanzar el éxito. Cada parte logró triunfos y sufrió derrotas significativas, y el consenso general acerca de la guerra entre Roma y Partia es que terminó en un punto muerto. Este hecho le otorgó a Partia la distinción de ser el único poder al que una Roma en ascenso no pudo vencer. En cuanto a la actividad comercial, Partia también compitió con similar éxito. Mientras en el transcurso del tiempo Roma se hacía con las rutas mercantiles meridionales del Medio Oriente, por el norte Partia controlaba las rutas comerciales que atravesaban Mesopotamia. A medida que Partia consolidaba su imperio y lo extendía hasta las lindes de China y la India, se abrían mercados y vías de intercambio que incluían al Asia Central y el paso de productos a través del Golfo Pérsico. El resultado final consistió en que las riquezas que ingresaban a Partia por medio del comercio le proporcionaron la base para mantener unido su imperio, e hizo que en su zenit fuera, tanto en lo militar como en lo comercial, el más capaz de los competidores de Roma.

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Sobre el traductor

Waldo Reboredo Arroyo
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.

Sobre el autor

Patrick Scott Smith, M. A.
Patrick Smith, licenciado en humanidades, ha trabajado como investigador para las Escuelas Americanas de Investigación Oriental y la Academia de Ciencias de Missouri. Escritor de la Asociación para el Estudio Científico de la Religión, en 2015 fue galardonado con el Premio Frank Forwook a la Excelencia en Investigación.

Cita este trabajo

Estilo APA

A., P. S. S. M. (2019, septiembre 30). Partia: el más capaz de los competidores de Roma [Parthia: Rome's Ablest Competitor]. (W. R. Arroyo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1445/partia-el-mas-capaz-de-los-competidores-de-roma/

Estilo Chicago

A., Patrick Scott Smith, M.. "Partia: el más capaz de los competidores de Roma." Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. Última modificación septiembre 30, 2019. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1445/partia-el-mas-capaz-de-los-competidores-de-roma/.

Estilo MLA

A., Patrick Scott Smith, M.. "Partia: el más capaz de los competidores de Roma." Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 30 sep 2019. Web. 02 may 2024.

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