Saqueo de Roma en 410 d.C.

Artículo

Donald L. Wasson
por , traducido por Diego Villa Caballero
Publicado el 23 septiembre 2019
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés

En agosto del año 410, Alarico, el rey godo, logró algo que no se había hecho en más de ocho siglos: él y su ejército entraron por las puertas de la Roma imperial y saquearon la ciudad. Aunque la ciudad y, durante un tiempo, el Imperio romano sobrevivirían, el saqueo dejó una huella indeleble que no pudo borrarse. Alarico y su ejército marcharon a través de la Porta Salaria y saquearon una ciudad que anteriormente ya había sufrido hambruna y privaciones. Aunque dejaron intactas iglesias como las de San Pedro y San Pablo, el ejército destruyó templos paganos, quemó el antiguo Senado e incluso secuestró a Gala Placidia, la hermana del emperador Honorio.

Sack of Rome by the Visigoths
Saqueo de Roma por los visigodos
JN Sylvestre (Public Domain)

Los godos

Desde los primeros días del imperio, Roma nunca dejó de luchar por la protección de sus fronteras. Por eso, cuando las tribus godas (los tervingios y los greutungos) buscaron protección de los merodeadores hunos, los romanos contemplaron las opciones y finalmente les permitieron establecerse en la frontera de los Balcanes, por supuesto, a un precio. Se hacían y se rompían alianzas. Muchos en Roma estaban descontentos con la decisión y veían a los godos como nada más que bárbaros, aunque la mayoría de ellos eran, de hecho, cristianos. Se hicieron demandas irrazonables a los nuevos colonos, quienes sufrieron a manos de comandantes sin escrúpulos. Enfrentados al hambre debido a la falta de provisiones adecuadas, los godos se levantaron contra los romanos y comenzaron una larga serie de incursiones y saqueos en el campo.

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TEODOSIO REUNIFICÓ (POR ÚLTIMA VEZ) TANTO EL ORIENTE COMO EL OCCIDENTE Y PROHIBIÓ TODAS LAS FORMAS DE ADORACIÓN PAGANA.

Las diferencias entre los dos pueblos culminaron en la batalla de Adrianópolis en el año 378. El emperador Valente (que reinó entre 364-378), que sólo había buscado la gloria personal, fue rotundamente derrotado. Fue una derrota que no sólo costó la vida de muchos soldados veteranos sino que también reveló las debilidades militares de Occidente. Teodosio I (que reinó entre 379-395) reemplazó a Valente como emperador y se firmó otra alianza en el 382. Esta nueva alianza ofreció tierras a los colonos godos a cambio de que proporcionaran soldados para el ejército romano, con la derrota del emperador Magno Máximo (que reinó entre 383-388) en la Galia, Teodosio reunificó (por última vez) tanto el oriente como el occidente e inmediatamente prohibió todas las formas de adoración pagana. Parecía que Roma y las tribus godas podrían estar finalmente en paz durante un tiempo.

Los emperadores "fantasma" de Occidente

Con la muerte de Teodosio en el 395, sus dos hijos jóvenes Arcadio (que reinó entre 395-408) y Honorio (que reinó entre 395-423) fueron nombrados sus sucesores: Arcadio en el este y Honorio en el oeste. Como Honorio sólo tenía diez años en ese momento, Flavio Estilicón, el magister militum o comandante en jefe, fue nombrado regente. El intento de Estilicón, quien era mitad vándalo y mitad romano, de asumir la regencia de oriente fracasó. Esto fue algo que lo atormentaría en los años venideros.

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Honorius
Honorio
The Trustees of the British Museum (Copyright)

Desafortunadamente para Occidente, los emperadores desde Valente hasta Rómulo Augusto (que reinó entre 475-476) demostraron ser bastante incompetentes, aislándose de la vida política y quedando dominados cada vez más por los militares. A veces se les llamaba emperadores "fantasma". Honorio ni siquiera vivía en Roma, sino que tenía un palacio en Rávena. El este y el oeste comenzaron a separarse gradualmente a medida que el oeste se volvía cada vez más susceptible a los ataques. La debilidad de Occidente se hizo evidente cuando en el 406 los vándalos, los alanos y los suevos cruzaron el congelado Rin hacia la Galia y finalmente marcharon más al sur, hacia España. Las tropas romanas, que normalmente defendían la Galia habían sido retiradas para enfrentarse a un usurpador de Britania, el futuro Constantino III. Con un gobierno en crisis, finalmente había llegado el momento de que las tribus godas se levantaran contra los romanos.

Estilicón

Los godos nunca confiaron completamente en que los romanos fueran a cumplir sus promesas del año 382 y esperaban poder reescribir la antigua alianza hecha con Teodosio. A los godos les disgustaba especialmente la cláusula que les obligaba a proporcionar soldados al ejército romano. Creían que era una condición que debilitaría seriamente sus propias defensas. La disparidad entre Roma y los godos creció, obligándolos a reanudar la práctica de saquear el campo balcánico. Aunque había sido deseada durante mucho tiempo por Roma, esta era una región que técnicamente formaba parte del imperio perteneciente a Oriente. Aún con la esperanza de reescribir la alianza, los godos cambiaron de estrategia y consideraron forjar un nuevo acuerdo con Arcadio; un plan que finalmente fracasaría.

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A PESAR DE SUS DIFERENCIAS, ESTILICÓN ESPERABA APACIGUAR A ALARICO CON UNA NUEVA ALIANZA: DERECHOS A CAMBIO DE ASEGURAR LA FRONTERA CONTRA FUTURAS INVASIONES.

Alarico, que había luchado en la batalla del río Frígido e incluso se había aliado con Estilicón, centró su atención en Occidente y en el emperador Honorio, lo que finalmente condujo a la invasión de Italia en el 402. Sus demandas de paz eran simples: quería ser nombrado magister militum (un título que le daría prestigio y ayudaría al estatus de los godos en el imperio), subsidios alimentarios y un porcentaje de las cosechas de la región. Estilicón, hablando en nombre de Honorio, dijo no a todas las demandas. Sin esperanzas de una nueva alianza, las dos partes se enfrentaron dos veces, sin que hubiera un ganador claro, y ambas sufrieron grandes pérdidas. Alarico se vio obligado a retirarse después de quedarse sin suministros.

A pesar de sus diferencias, Estilicón esperaba apaciguar a Alarico con una nueva alianza: derechos a cambio de asegurar la frontera contra futuras invasiones. En la nueva propuesta, Alarico y Estilicón trabajarían juntos para asegurar los Balcanes para Occidente. Estilicón había puesto sus ojos en los Balcanes desde que fue nombrado regente de Honorio. Creía que los Balcanes proporcionarían tropas adicionales (y muy necesarias) para las fuerzas romanas en el oeste. Alarico avanzó hacia el este y esperó a que llegara su nuevo aliado. Desafortunadamente, Estilicón nunca llegaría. Había sido detenido; el rey godo Radagaiso cruzó el Danubio e invadió Italia sólo para ser derrotado y ejecutado, los vándalos y sus aliados cruzaron el Rin hacia la Galia, y Constantino III, el usurpador de Britania, fue declarado emperador por su ejército y pronto tomó el control de la Galia y España. Estilicón estaba agobiado y necesitaba desesperadamente dinero para hacer la guerra contra los invasores. Alarico, que seguía esperando en el este, también exigió dinero. Su nuevo aliado, Estilicón, acudió al Senado romano para que aprobara una posible paz con Alarico. Desafortunadamente, el senador romano Olimpio, un belicista, no estuvo de acuerdo y sólo quería la guerra.

El saqueo de Roma

Todos los problemas parecían ser culpa de Estilicón. También se dirigieron acusaciones hacia Estilicón, cuestionando sus intenciones en el este. Honorio, que ahora escuchaba más a Olimpio que a Estilicón, estuvo de acuerdo y su antiguo regente fue arrestado y ejecutado. La única posibilidad real de paz con Alarico estaba desapareciendo gradualmente. Alarico tomó la muerte de Estilicón como una señal de lo que vendría y dirigió su atención a Italia; ciudades como Concordia, Cremona y Ariminum pronto cayeron en manos de su ejército. En lugar de apoderarse de la casa de Honorio en Rávena, dirigió su atención hacia Roma, creyendo que esta sería un rehén más adecuado. Rodeó las 13 puertas. Los suministros en la ciudad pronto se agotaron: la comida estaba racionada, los cadáveres cubrían las calles y un hedor llenaba el aire, pero Honorio se negó a ayudar. Al Tíber se le cortó el acceso al puerto de Ostia y al suministro de cereales del norte de África. Roma se convirtió en una "ciudad fantasma".

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Con la llegada de Ataulfo, cuñado de Alarico, con fuerzas adicionales de godos y hunos, Roma, que había prometido luchar hasta el final, se dio cuenta de que tenía que firmar una tregua. Alarico acordó levantar el asedio a cambio de 12 toneladas de oro, 13 toneladas de plata, 4.000 túnicas de seda, 3.000 vellones y 3.000 libras de pimienta. El Senado romano estaba desesperado: hubo que fundir las estatuas y vaciar por completo el tesoro, pero el asedio terminó y empezaron a llegar suministros.

Alaric Entering Athens
Alarico entra a Atenas
Unknown (Public Domain)

Aunque Alarico y su hermano tenían riquezas, todavía esperaban negociar una nueva alianza con Honorio. El Senado estuvo de acuerdo y el reacio emperador pareció dispuesto a hablar. Se enviaron representantes del Senado a Rávena. Sin embargo, en realidad, las conversaciones eran sólo una táctica dilatoria hasta que llegaran las tropas romanas del este. Alarico pronto se enteraría de la traición del emperador y de su comandante Olimpio. Aunque Honorio estuvo de acuerdo, en principio, con gran parte de esa alianza, coincidió con Olimpio en que cualquier concesión de tierras significaría un desastre para Roma. Las concesiones de tierras significarían que no habría ingresos para el imperio, que no hubiera ingresos significaría que no habría ejército y que no hubiera ejército significaría que no habría imperio. Como todavía parecía haber algo de esperanza, Alarico y su ejército se retiraron de la ciudad.

Honorio aprovechó la partida del ejército godo para enviar 6.000 soldados a Roma. Alarico detectó a los romanos, los persiguió y acabó con los 6.000 soldados. Casi al mismo tiempo, Ataulfo y su fuerza goda fueron atacados por los romanos bajo el liderazgo de Olimpio. Al perder más de 1.000 hombres, Ataulfo se reorganizó y atacó a las fuerzas romanas, lo que provocó que Olimpio se retirara a Rávena. Honorio estaba desesperado y rápidamente despidió a Olimpio, quien huyó a Dalmacia.

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Honorio recurrió a su comandante en jefe Jovino, quien invitó a Alarico y Ataulfo a Ariminum para negociar una nueva alianza. Jovino había jugado un papel decisivo en forjar la alianza entre Estilicón y Alarico. Los romanos no tenían otra alternativa. Si luchaban contra los godos, se enfrentaban a la posibilidad de disminuir las fuerzas romanas y abrir así la puerta a una invasión de Constantino. Aunque tenía poca confianza en las promesas del emperador, Alarico todavía esperaba un acuerdo. Las condiciones de Alarico eran simples: un pago anual en oro, un suministro anual de grano y tierras para los godos en las provincias de Venetia, Nórico y Dalmacia. Además quería un puesto de general en el ejército romano. La respuesta fue sí al suministro de cereales, pero no a la tierra y al generalato. Alarico abandonó la reunión, amenazando con saquear e incendiar Roma. Después de unos días, al recuperar la compostura, Alarico quiso el fin de la guerra y dijo que estaría dispuesto a conformarse con tierras en Nórico. Honorio se negó rotundamente, dejando al enfurecido godo sin otra alternativa que marchar hacia Roma.

CON UNA PEQUEÑA AYUDA DESDE DENTRO DE LA CIUDAD, SE ABRIÓ LA PORTA SALARIA Y ALARICO Y SU EJÉRCITO DE 40.000 HOMBRES ENTRARON EN LA CIUDAD.

Un ataque sorpresa del comandante romano Saro dejó pocas esperanzas de una tregua. Con un poco de ayuda desde el interior de la ciudad, se abrió la Porta Salaria y Alarico y su ejército de 40.000 hombres entraron en la ciudad. Aunque dejaron intactas las iglesias cristianas y a quienes buscaban refugio en ellas, los godos asaltaron los templos paganos y las casas de los ricos, exigiendo oro y plata. Se quemaron muchas casas de los ricos y algunos edificios públicos, aunque no todos. El historiador Peter Heather en su libro The Fall of the Roman Empire (La caída del Imperio romano) afirma que Alarico no quería saquear la ciudad. Ya que llevaba meses fuera de la ciudad y podría haberla saqueado en cualquier momento. Su único objetivo era, como siempre había sido, negociar una nueva alianza, reescribiendo aquella forjada en el 382. Otros, sin embargo, vieron el saqueo de la ciudad desde una perspectiva diferente. Heather escribió que muchos no cristianos creían que la caída de la ciudad fue causada por el abandono de la religión imperial, mientras que san Agustín, hablando en nombre de la Iglesia, la veía como una señal del deseo centenario de dominar que tenía el imperio.

Las repercusiones

Las dos décadas siguientes trajeron cambios drásticos en Occidente. Los godos abandonaron Roma y finalmente encontraron un hogar permanente en la Galia. Poco después de abandonar la ciudad, Alarico murió de alguna enfermedad (se desconoce el lugar de su tumba), lo que dejó a su hermano al frente de los godos. El liderazgo de Occidente también cambió: Honorio murió en el 423, mientras que el usurpador Constantino III fue derrotado por Constancio. Ataulfo no lideró a los godos por mucho tiempo. Después de casarse con Gala Placidia, murió (posiblemente asesinado) en el año 415. Gala regresó a los brazos compasivos de su hermano y se vio obligada a casarse con Constancio. El hijo de ambos fue Valentiniano III (425-455), el futuro emperador de Occidente. Ella sirvió como regente de su hijo. En el 476, el bárbaro Odoacro y su ejército entraron en Italia y depusieron al joven emperador Rómulo Augusto. Curiosamente, el conquistador no asumió el título de emperador. Aunque de manera arbitraria, la mayoría de los historiadores reconocen que el año 476 indica la caída de Occidente, el saqueo de la ciudad en el 410 ya la había puesto de rodillas y nunca pudo recuperarse. Sin embargo, el Imperio bizantino en el este sobrevivió hasta caer en manos de los turcos otomanos en el año 1453.

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Preguntas y respuestas

¿Quién saqueó Roma en 410 d.C.?

La ciudad de Roma fue saqueada en 410 d.C. por el rey godo Alarico y su ejército.

¿Cómo terminó la batalla de Adrianópolis en 378 d.C.?

El resultado fue que el ejército romano a las órdenes del emperador Valente fue derrotado por los godos y muchos veteranos murieron. También puso en evidencia los puntos débiles del ejército romano de Occidente.

¿Quién fue Flavio Estilicón?

Flavio Estilicón fue tanto magister militum, comandante en jefe del ejército, como regente del joven Honorio.

¿Qué ocurrió durante el saqueo de Roma en 410 d.C.?

Durante el saqueo de Roma, Alarico recibió doce toneladas de oro, trece toneladas de plata, cuatro mil túnicas de seda, tres mil pieles de cordero y tres mil libras de pimienta.

¿Qué ocurrió con Roma?

El fin de Roma llegó en 476 d.C. cuando el bárbaro Odoacro y su ejército depusieron al joven emperador romano, Augusto Rómulo.

Sobre el traductor

Diego Villa Caballero
Profesional en lenguas con estudios literarios. Profesor de castellano, escritor, traductor y entusiasta de la historia. Áreas de interés: literatura, artefactos antiguos, la historia de las religiones, la astrología, la arquitectura, la historia militar y del arte.

Sobre el autor

Donald L. Wasson
Donald impartió clases de Historia de la Antigüedad, de la Edad Media y de los Estados Unidos, en el Lincoln College (Normal, Illinois) y desde que comenzó a leer sobre Alejandro Magno, siempre ha sido y será un estudiante de historia. Le hace ilusión transmitir conocimientos a sus alumnos.

Cita este trabajo

Estilo APA

Wasson, D. L. (2019, septiembre 23). Saqueo de Roma en 410 d.C. [Sack of Rome 410 CE]. (D. V. Caballero, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1449/saqueo-de-roma-en-410-dc/

Estilo Chicago

Wasson, Donald L.. "Saqueo de Roma en 410 d.C.." Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. Última modificación septiembre 23, 2019. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1449/saqueo-de-roma-en-410-dc/.

Estilo MLA

Wasson, Donald L.. "Saqueo de Roma en 410 d.C.." Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 23 sep 2019. Web. 27 abr 2024.

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